Qué gusto da encontrarse con un verdadero profesional que antepone la honradez y el amor por su oficio al mero mercantilismo. Alguien que prefiere hablar con sinceridad y ofrecer su verdadera opinión, aún en contra de sus propios intereses.
Me refiero a Don Miguel Ángel del Hoyo, actor y director de doblaje desde hace más de 25 años y profesor de este arte con una dilatada experiencia. Miguel tuvo el detalle de recibirme recientemente y hacerme una pequeña prueba en el atril. Después, me habló con una sinceridad aplastante y con el aplomo que sólo pueden dar tantos años de trabajo y dedicación. Sus palabras me halagaron, sobre todo teniendo en cuenta que iban en contra de su negocio.
Uno valora especialmente estos detalles después de haberse encontrado con «personajes» del mundillo capaces de todo lo contrario. De utilizar su sobrevalorado nombre para desprestigiar a quien no conocen, con tal de aumentar un poco su lucro. Esto es especialmente chocante cuando esta persona ni siquiera está a la altura de aquella a la que menosprecia, ni a nivel profesional, ni mucho menos humano. Por supuesto, no diré su nombre; no estoy dispuesto a emular su falta de profesionalidad.
En cuanto al señor Del Hoyo, sólo puedo agradecerle una vez más sus buenas palabras, su sinceridad y sus consejos, que sin duda me han hecho ganar confianza en mí mismo y me han ayudado a tomar algunas decisiones. Por suerte, este es un oficio lleno de grandes profesionales a los que merece la pena conocer y aprender de ellos todo lo que se pueda.
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